Hace unos días, mi madre me pidió un sello y no me quiso decir para qué lo necesitaba. Sé que el día 29 abrió el buzón un par de veces y esta mañana insistió para que bajara a ver si había llegado el cartero. Vivimos en los mismos 90m² pero, aún así, ni ella ni mi padre dudaron en enviarme las letras más bonitas dedicadas a mis 25 años. Gracias a los dos por decir tanto, siempre, incluso sin palabras.
Me ha gustado tanto, que tengo la necesidad de compartirlo aquí, aunque me váis a permitir que reserve lo que se escribió de su puño y letra en el interior.

Las letras dedicadas a una hija, fueron la continuación del regalo más bonito que me han hecho jamás. El cariño vino en forma de flores con una nota justo pasadas las diez y media de la mañana: 25 ramilletes de margaritas blancas, uno por cada año cumplido. Sé que te lo he dicho muchas veces ya, pero es que ha sido un regalo precioso. Es lo último que veo al cerrar los ojos y lo primero que veo al despertar. Da igual que se marchiten (alguna de ellas la mantendré seca durante años para recordarlo) porque sin duda alguna, lo mejor de todo es el regalo de poder tener a alguien como tú en mi vida que me pueda ofrecer semejante amistad.
Una vez más, gracias desde el corazón por regalarle flores a esta mujer